jueves, 25 de junio de 2009

Stieg Larsson y la lucha contra la impunidad

Creo que en la impunidad se esconden TODOS los males del mundo actual.

Creo que, concretamente en Argentina, el proceso de degradación moral que condujo al menemismo y alcanzó su paroxismo durante el mismo se explica exclusivamente en la impunidad de los crímenes de la dictadura.

La impunidad es un mensaje explícito a la comunidad de que no hay regla que no pueda ser violada.

Creo asimismo que en España, la impunidad de los crímenes de la Guerra Civil y de la posguerra tuvo el mismo efecto en la sociedad española, y sus resultados pueden verse en la actualidad.

Creo que este hecho es constatable en cualquier lugar del mundo.

Stieg Larsson, para quienes aún no lo sepan, es autor de la trilogía Millenium, de la cual se han vendidos millones de ejemplares en todo el mundo.

Lo confieso: huyo de los best sellers como de la peste. No leí el Código Da Vinci, ni Los Pilares de la Tierra (pido perdón desde aquí a una amiga que me lo regaló hace 6 años, hasta con una dedicatoria… ¡lo siento!). Es probable que me haya perdido algo. Nunca lo sabré.

Sin embargo, cayó en mis manos “Los hombres que no amaban a las mujeres”. En realidad, esto no es así exactamente; estaba encima de una cómoda, la misma en la que lo había dejado mi esposa después de tragarse sus casi 700 hojas en dos días. El criterio de mi mujer es totalmente fiable para mí, por lo que decidí que alguna vez lo leería, y efectivamente así ocurrió sólo 9 meses después (todo un parto).

Leí 324 hojas consecutivas hasta casi amanecer, leí el resto antes de terminar el día siguiente.

Es cierto que tiene todos los ingredientes para ser un best seller.

Pero hay algo más.

Quizás para explicarlo, hace falta pensar en quien era Stieg Larsson, o mejor dicho, que hacía Stieg Larsson mientras no escribía novelas impresionantes.

Stieg Larsson era periodista, reportero de guerra. Era un experto en el estudio de la extrema derecha en Suecia, participó en la fundación de una organización llamada Stop the Racism, a la que siguió la Expo Foundation, y dirigió su revista, Expo, desde la cual denunciaba los vínculos de la extrema derecha con los grandes grupos económicos.

Y todo esto está presente en su obra. Los héroes son héroes que luchan contra la impunidad, la de los crímenes del pasado, y la de los del presente. Y aunque a veces se sientan tentados a hacerlo, no dejan pasar una.

Y Larsson se esfuerza de principio a fin en mostrarnos que los crímenes del presente son consecuencia directa de la impunidad de los crímenes del pasado.

Da cierta esperanza pensar en que el éxito de esta novela, producto inicialmente del boca a oreja, sea debido a eso: a su mensaje militante, contra la impunidad, contra el racismo, contra la violencia de género. Y que este mensaje cale y cale entre los millones de lectores, los que ya lo han sido, y los por venir.

Stieg Larsson fue un adicto al esto no va a quedar así. Y lo puso en práctica hasta su último día.

No hay que dejar pasar una.

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