martes, 9 de junio de 2009

EN EUROPA ROBAN PERO HACEN

A meses del que se vayan todos

Vieja discusión cuando estoy en Baires, que suele desencadenarse cuando cualquier interlocutor me suelta cosas del tipo de “¿Estás loco de querer volverte?” o “Qué suerte que tenés, no estar en este país de mierda” (nudo en el estómago sólo de escribirlo como cita), y este tipo de lindezas en muchas variantes. Y esa suerte de megalomanía siniestra del aserto “estas cosas sólo pasan en Argentina”.

Pues no. Todo pasa/pasó/pasará en todas partes. Más allá de los matices, de los acentos, de los colores de ojos y cabello, las sociedades son muy parecidas. Lo que nos las hace parecer diferentes es la asincronía de las circunstancias. Pero ante las mismas circunstancias, el comportamiento es básicamente homologable (no el mismo, por eso de los matices).
Para decirlo brutalmente, hay la misma proporción de malas personas en todas partes (estimo que sobre el 35-40% de la población mundial), entendiendo por malas personas a aquellas que ven a sus semejantes como alguien a quien perjudicar conscientemente, para beneficiarse individualmente.

Europa. Acaban de tener lugar las elecciones al Parlamento Europeo. En España, además de la baja participación (45%), ganó el PP.

Cuando el PP asumió el gobierno en el 96, lo vi claro: este es el menemismo con otra cara (eso de los matices), intento de seducción a los sindicatos, privatización de las empresas públicas entre amigos, y el comienzo de la fiesta: los intereses comenzaron a bajar y se sedujo a los españoles con lo que a estos más los puede: la casa propia; el equivalente al dólar en el imaginario ibérico. Pague Usted en 25, 30, 50 años. Primer año, un tipo bajísimo, después variable, pero cómo va a subir… ¡si ahora estamos en Europa! ¡Ahora nosotros tenemos el euro!

Y mientras tanto, autos, PlayStation, celulares, computadoras, ropa, viajes, muchos viajes. ¿Cuántas tarjetas quiere tener? Yo llegué a tener 6. (Ahora no tengo ninguna)

Y mientras tanto grúas, muchas grúas. Miles de grúas asomando por miles de bloques en construcción en lugares inverosímiles. Campos de golf. Cientos de campos de golf en el país más seco de Europa. Ah… y la merca… mucha merca. España es el país en el que más cocaína se consume en Europa, con un consumo por habitante mayor que el de EEUU. Y que el de Argentina, por supuesto.

Pero desde hace unos años los intereses comenzaron a subir. Y las familias a destinar una parte cada vez mayor de sus ingresos a pagar los créditos. Y otros créditos para pagar. Y la pelota se hizo más grande. Y ahora se desbarrancó. No hay más créditos. La gente ya no puede pagar. Ya no paga. Ya no tiene trabajo. Fin de fiesta.

Baja participación. Ganó el PP.

Y la corrupción desborda por el lado del PP. Decenas de políticos procesados, entre ellos el presidente de la Comunidad Valenciana, políticos de toda España en general por afanos y coimas de decenas, cientos de millones de euros. Pero en las comunidades en donde más afanó, arrasó.

Un “estos roban pero hacen” brillante como un sol.

La “gente” es igual en todas partes.

Aún no se ha llegado al fondo del pozo. Aún estamos, en calendario argentino, a mediados del 2001. Una parte de los 4 millones de desocupados, a partir de ahora, del mes que viene, empezarán a dejar de cobrar el subsidio de desempleo. ¿Qué pasará? Puede pasar cualquier cosa. En algunos países, como en el Reino Unido, debido a los escándalos de corrupción del gobierno laborista comienza a haber una onda bastante importante de ”que se vayan todos”. Y entre los pocos que votaron, la extrema derecha subió mucho, al punto de haber conseguido representación parlamentaria. Y eso puede extrapolarse a casi todos los países europeos.

Y en Italia, el doble de Méndez sigue ganando, aunque se afane todo, lo fotografíen en orgías, se cague en las leyes.

Podría extenderme mucho. Podría contar de cómo aquí siempre hubo inseguridad, pero antes no era un tema interesante para los medios; ahora las cosas cambian, ahora comienza a ser rentable políticamente identificar pobreza, marginación e inmigración, con delincuencia. Y músicos (yo conozco a uno) -por ejemplo- a presentarse a puestos de trabajo en Prosegur como guardias jurados. Y mucha gente revolviendo la basura, desde hace años. Pero ahora se multiplica.

Pero en realidad lo que quiero decir es lo que decía al principio: no somos peores ni mejores. Las cosas pasan en Argentina, e inevitablemente terminan pasando en todas partes.

Y la verdad, tuvimos suerte. Invito a los que tengan ganas a mirar en las hemerotecas internáuticas los diarios del 26-5-2003, día siguiente de la asunción de Kirchner. Leí columnas de varios periodistas y cronistas, había cierta esperanza, pero la enunciación de los problemas hacía en ese entonces impensable su solución. Y sin embargo, más allá de que subsistan montones de problemas, si comparo la situación actual con la prevista en ese entonces, el salto ha sido extraordinario. Esto no es el paraíso, pero vale la pena recordar una frase de Kirchner: “Espero que en el 2007 podamos salir del infierno y entremos en el purgatorio”. Y también dijo al asumir: “Llegamos sin rencores pero con memoria”. Y por esas paradojas, en una parte de la sociedad se ha instalado lo contrario: Con rencores y sin memoria.

Terrible no tener memoria. Para que se hagan una idea de cómo podrían haber terminado las cosas, y de cómo pueden volver a terminar en Europa, abajo les pego un extracto de “Behemoth: Pensamiento y acción en el Nacional-Socialismo”, de Franz Neumann, sociólogo alemán exiliado en Inglaterra a fines de los 30. Publicó este libro en el 42, antes de que el Holocausto lo tapara todo e impidiera ver cómo se llega a un no-estado como el nazismo, o como la dictadura en Argentina. En él se relata la crisis previa a la llegada del nazismo al poder. Y entonces, cuando en España me miran por encima del hombro por ser argentino, como si llevaran 2000 años de democracia, les recuerdo que anteayer se mataron en este continente a 20 millones de personas, y que aún un 20% de la población europea actual fue testigo de esos hechos, nada de libros o relatos, los vivió.

A recuperar la memoria entonces, y a vivir, que son dos días.

Extracto de "Behemoth: Pensamiento y acción en el nacional-socialismo" de Franz Neumann (publicado en 1942, edición en español del Fondo de Cultura Económica)

EL COLAPSO DE WEIMAR.

"...Así, pues, aun antes del comienzo de la gran depresión, los sistemas ideológico, económico, social y político habían dejado de operar adecuadamente. Cualquiera que fuera la apariencia de funcionamiento normal que se les diera, ese funcionamiento se basaba de modo primordial en la tolerancia de las fuerzas anti-democráticas y en la prosperidad ficticia hecha posible por los empréstitos exteriores. La depresión puso de manifiesto y ahondó la petrificación de la estructura social y política tradicional. Los contratos sociales en los que se basaba tal estructura se desbarataron. El partido demócrata desapareció; el centro católico se inclinó hacia la derecha y los social-demócratas y comunistas dedicaron mucha más energía a combatirse entre sí que a la lucha contra la amenaza creciente del nacional-socialismo. "... "La producción de la industria alemana había descendido de modo vertical. Aumentaba la desocupación: en enero de 1932 había registrados seis millones de desempleados y el llamado "desempleo invisible" alcanzaba probablemente otros dos millones más. Sólo una pequeña fracción cobraba el seguro de paro, pero una proporción cada vez mayor de desocupados no disfrutaba de protección alguna. Los jóvenes desocupados constituían por sí solos un problema especial. Había cientos de miles que no habían tenido nunca ocupación. El desempleo se convirtió en un status y, en una sociedad en la que el éxito es fundamental, en un estigma. En el norte se rebelaban los campesinos, en tanto que los grandes terratenientes pedían a gritos ayuda financiera.

DERRUMBAMIENTO DE LA DEMOCRACIA

Los pequeños comerciantes y artesanos no tenían otra perspectiva que su desaparición como tales. Los propietarios de casas no podían cobrar sus rentas. Quebraban los bancos y el gobierno federal se hacía cargo de ellos. Hasta el baluarte más firme de la reacción industrial, el Vereinigte Stahlwerke, estaba al borde de la quiebra y el gobierno federal compró sus acciones a precios muy superiores a su cotización en el mercado. La situación presupuestal se hizo crítica. Los reaccionarios se negaban a apoyar un programa de obras públicas en gran escala por el temor de que revivificara el decaído poder de los sindicatos, cuyos fondos estaban reduciéndose cada vez más y cuya cifra de afiliados disminuía también con rapidez.
La situación era desesperada y exigía medidas desesperadas. El partido social-demócrata podía escoger entre el camino de la revolución política mediante un frente unido con los comunistas dirigido por los socialistas, y la cooperación con las semi-dictaduras de Brüning, Papen y Sleicher en un intento de eliminar el peligro mayor que representaba Hitler. No había otra alternativa. El partido social-demócrata tenía que adoptar la decisión más difícil de toda su historia. Cuando en septiembre de 1930 entraron en el Reichstag 107 diputados nacionalsocialistas, haciendo imposible toda mayoría parlamentaria, la socialdemocracia, junto con los sindicatos, decidió tolerar el gobierno Brünning. En la última convención del partido (1931) esa política fue justificada ideológicamente en el discurso clave de Fritz Tarnow, diputado y jefe del sindicato maderero, con estas palabras:
¿Estamos … a la cabecera del capitalismo, como meros diagnosticadores, o también como médico que trata de curar al enfermo? ¡O estamos como herederos contentos que apenas pueden esperar el desenlace y querrían ayudarlo mediante el veneno? … A mi parecer, estamos condenados a ser el doctor que trata ansiosamente de curar al paciente y a conservar a la vez el sentimiento de que somos los herederos y que preferiríamos tomar posesión de la herencia entera del sistema capitalista mejor hoy que mañana.
Esto era la política de un hombre que se ve asediado por sus enemigos, pero que se niega a aceptar la aniquilación y a contraatacar, e inventa excusa tras excusa para justificar su inactividad.
Continuando la política del mal menor, el partido apoyó la reelección de Hindenburg en abril de 1932, en unas elecciones que tuvieron estos resultados:…".

1 comentario:

SergioL dijo...

Estimado Ricardo:

Es cierto que en todos lados se cuecen habas, y que por momentos, ciertas situaciones se parecen. Aún así, no creo que sea lo mismo una guerra civil, con todas las miserias que se generan a partir de ella, que una dictadura que desaparece 30.000 personas y que el 75% de la población de entonces sigue viva hoy y en muchisimos casos, descree de los organismos de los DDHH, pese a todo lo que se trato de esclarecer y a la lucha de los mismos.

En España, al menos, existe la esperanza de que una vez que se produzca el recambio generacional, muchas cosas terminen de cambiar.

La Argentina tiene un grave problema en el hecho de que las sucesivas dictaduras y los partidos politicos acostumbrados al clientelismo hicieron estragos y ni siquiera existe la chance de un diálogo civilizado, sumado a que las instituciones jamás fueron respetadas.

Basta la idea de un pequeño cambio social, como sucede ahora, para encontrar una profunda resistencia en los sectores más retrógrados, mientras en España, Felipe González pudo cambiar muchísimas cosas a los pocos años de la muerte de Franco.