15 de septiembre del 2001.
Yo vivía fuera de Madrid, en una urbanización en Las Rozas.
Hacía poco que Zapatero, contra todo pronóstico, se había impuesto en las internas del PSOE al favorito José Bono, y ante sus nuevas responsabilidades como secretario general del partido, debía dejar su León natal para residir en Madrid. Y a través de José Blanco, su secretario de Organización, Zapatero había encontrado vivienda en la misma urbanización en donde yo vivía.
Era un tipo encantador; el mismo encanto personal con el que había logrado volcar un Congreso del PSOE a su favor sin que prácticamente nadie lo conociera.
En la urbanización en donde yo vivía, teníamos por tradición hacer al final del verano una semana de pequeños eventos: concurso, sorteos, bailes; y se cerraba el sábado con un gran almuerzo en el cual participábamos gran parte de las 270 familias que allí vivíamos. Y por esas cosas, Zapatero se sentó en nuestra mesa. Era, so pena de pecar de reiterativo, un tipo encantador, que se interesaba por cada uno de nosotros, qué hacíamos, nuestra opinión sobre las diversas circunstancias de la actualidad española y mundial. Cuando notó mi acento argentino, sonrió y dijo:
"¿Cómo era?... ah, sí, eselentísimo señor prescindente frenando de la duda...."
15 de septiembre del 2001. Hacia justo dos meses que De la Rúa había anunciado el recorte del 13% en los haberes de empleados públicos y jubilados.
Me reí, pero me atravesó cierta incomodidad que no pude poner en palabras en ese momento.
Ahora puedo. Eran "Ojalá nunca tengas que tragarte lo que estás diciendo".
Sigo -de momento- prefiriendo a Zapatero antes que a De la Rúa, mil veces. Zapatero, en un sistema caníbal, intentó hasta último momento que el desastre no recayera en sus compatriotas. Pero ahora acaba de dar un primer paso rumbo al helicóptero.
Detrás espera, con los cubiertos afilados, Duhalde/Rajoy.
Sí, y ahí estoy con él, en la foto, minutos antes o después de que dijera lo que dijo.
Porqué el Nobel de Economía no fue para Milei
Hace 7 horas
4 comentarios:
JOSÉ BONO Y URBIS VS. CAJA SUR O LA REBAJA DEL SUELDO A LOS FUNCIONARIOS.
Rafael del Barco Carreras
24-05-10. Si a diario se añade un nombre a la Gran Corrupción, no es menos cierto que nada hay nuevo bajo el sol. Las fórmulas son las de siempre. Cuando aun no ha terminado el juicio del Caso Hacienda de Barcelona, donde se acusa a Núñez y Navarro de abaratar unos pisos a favor de inspectores de Hacienda, nos salta que Reyal-Urbis hace lo propio con el presidente del Congreso. Urbis una de las inmobiliarias clave en “Barcelona, 30 años de corrupción” y por lo tanto en este juicio. A resaltar que los Núñez son una empresa privada productiva, y Urbis ha servido de siempre para que roben políticos y financieros.
Un comentarista añade a mi escrito de ayer sobre el citado en el juicio, Antonio de la Rosa Vázquez, y su hijo, el acusado Javier de la Rosa;
“sin duda nuestra gran
preocupación es tener un país limpio, algo difícil ya que a lo
largo de la historia siempre están
ahí”,
y no es que “estén ahí”, lo abarcan todo y prácticamente han arruinado el País.
Lo de Bono no deja de ser una más de las anécdotas que si me dejan huella (y al parecer no extrañan ni ofenden demasiado a la sociedad en general) es porque a mi por mucho menos ¡muchísimo menos! tras tres años de cárcel me condenan por encubrir a Antonio de la Rosa, pura corrupción la condena y cárcel. Pero existen tantos “bonos”, de derecha e izquierda, que alguien con mi propósito, es decir, entender mi propia vida y circunstancias, me desbordarían, y a decir verdad solo involucro a mis escritos aquellos nombres que remueven, si no ya la conciencia pública, si la mediática de unos atacando y otros desmintiendo o “encubriendo”. Fórmula ésta, la de las acusaciones cruzadas, que permite tejer un tapiz bastante completo de lo que sucedió o sucede.
Y sin relación aparente, aunque mucha a mi entender, se interviene Caja Sur. Otro nombre, Castillejo, un cura. De entrada se me ocurre que esa intervención, sumada a otras cajas y caixas, en lo que se ha llamado “intervenciones virtuales”, dejan sin sentido las cifras del famoso decreto en que se rebaja el sueldo de los funcionarios. Por de pronto, se dice, en Caja Sur 500 millones de euros, que serán el doble, triple o más. La Caixa de Cataluña de Narcís Serra, con cifras antes de la fusión de 60.000 millones de euros de “activos” y en práctica “intervención virtual”, necesita y necesitará tras la fusión más que los 15.000 millones de ahorro de las medidas anticrisis de Zapatero.
Algún creyente del Sistema me contestará que no tiene nada que ver la rebaja del déficit público con las regulaciones e intervenciones en el Sistema Financiero. Un empacho jurídico o de simples cursillos de economía conducen a esa conclusión. Pero en nuestro País, todo concluye en una “caja única”, Banco de España, y el Sistema Financiero no solo ha desestabilizado los ya imposibles Presupuestos Generales del Estado (o viceversa), sino amenaza acabar con ese “estado del bienestar” tan discurseado.
Nunca tan pocos acabaron con tanto esfuerzo ajeno.
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